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jueves, 24 de marzo de 2016

GRUPO EMMANUEL: ¿Qué era? ¿Quiénes eran?

Marciano Alba se instaló en la entonces Capilla San Vicente de Paúl de Pergamino, el 21 de marzo de 1965 escribe Fabián Martínez. En entrevistas realizadas en el barrio Güemes a personas que viven allí hace casi cuarenta años, se destacan rasgos muy particulares de su personalidad que eran totalmente revolucionarios para la Iglesia de la época. Los testimonios de la gente del barrio nos hacen pensar que el Padre Marciano Alba compartía los postulados del Concilio Vaticano II que pregonaba un aggiornamiento de la Iglesia para acercarse más al pueblo, y principalmente al pueblo pobre.
En esta nota nos interesa fundamentalmente descubrir cómo se ha expresado esta “Nueva Iglesia” y qué implicaciones ha tenido en el devenir histórico de la ciudad de Pergamino. Comenzaremos por decir que en los finales de la década del sesenta, y principios de los años setenta, en la ciudad de Pergamino estaban varios grupos estudiantiles y dos grupos parroquiales. En la parroquia San Vicente ejercía su ministerio el Padre Marciano Alba, en donde existía lo que se llamaba el Grupo Juvenil San Vicente que trabajaba en los barrios Güemes y 12 de Octubre. En la iglesia La Merced se encontraba el grupo El Ateneo.
Después de un tiempo ambos se fusionan en solo grupo que se llamó “Emmanuel“, que en hebreo significa “Dios con nosotros”. El grupo Emmanuel quedó conformado al principio de la década del 70 y llega a contar con unos 40 jóvenes: Jorge Raies, Alberto Torrent, Chico Serenelli, José María Pellita, Leonor Pierro, Gerardo Pérez, Alejandro Ferrari y Luís Ceccón, son algunos de los jóvenes de Pergamino que fueron parte del grupo Emmanuel. Todos ellos tenían un gran compromiso social y varios militaban activamente en el peronismo, en Montoneros, en ERP, en el PC, etc. Algunos de ellos serán luego víctimas de la desaparición forzada de personas en manos de la dictadura militar. El padre Marciano Alba, fue el gran impulsor de este grupo juvenil. En una entrevista realizada al sacerdote Marciano en la catedral de la ciudad de San Nicolás, comentó acerca de su tarea en esos años: “Nuestra tarea era atender la parroquia con sus respectivas capillas. Trabajábamos con un grupo de jóvenes, éramos alrededor de cuarenta, el grupo se llamaba “Emmanuel”. El trabajo consistía entre otras cosas en visitar a las familias, ayudar a construir sus casas. La labor evangélica consistía en un gran trabajo social. Nos comprometíamos mucho con la realidad de los barrios carenciados especialmente con el barrio “Güemes” y el “12 de Octubre”. Pero, este compromiso de los jóvenes no solo se daba en la ciudad de Pergamino. La pastoral de la Juventud era un movimiento muy fuerte dentro de la Iglesia por lo tanto con los jóvenes de mi Parroquia viajábamos a diferentes lugares de la provincia para participar.” En enero de 1974, en el diario La Opinión aparece una gacetilla de prensa del grupo Emmanuel, quienes se autodefinían como un movimiento de jóvenes apoyados por gente adulta y que instaba a romper con las estructuras opresoras del sistema que se basa en el “sacrificio de muchos para el beneficio de pocos, considerando al hombre como una máquina más en el sistema de producción”.
Querían, según sus palabras, crear una “conciencia de todas las desigualdades irritantes.” En esta nota realizan un llamamiento a todos los jóvenes a unirse a su lucha por una sociedad más justa, “ningún hombre, y menos aún si es joven, puede permanecer indiferente ante esta realidad”. También dice la nota, “se intenta estimular la unión de la gente” para luchar por sus reivindicaciones. Plantean que no quieren hacer beneficencia, que lo que intentan es hacer un acto de justicia ante la desigualdad en que viven las personas que son marginadas del sistema. Termina la nota diciendo: “Esa lucha, a nosotros como cristianos, tiene que comprometernos cada vez más ante las situaciones que ocurren en el país y más concretamente aquí en Pergamino”.
Con estas palabras queda claro el compromiso social y la militancia que estos jóvenes tenían, como así también las ideas políticas que ellos expresaban y cuál era su ideología. El padre Marciano Alba, consultado acerca de si tenía conocimiento de la militancia de jóvenes del grupo, contesta: “yo noté que la juventud se fue politizando; eran jóvenes. Tenían sus proyectos, sus ilusiones, sus responsabilidades y también deseos de cambiar la realidad”. En otra parroquia de la ciudad de Pergamino, en Santa Teresita del Niño Jesús, ubicada en el barrio Otero, el Padre Jorge Galli también realizaba una fuerte tarea pastoral abocada a los más necesitados de ese sector de la ciudad. El primero de Abril de 1976 detienen al Padre Marciano Alba junto con el Padre Galli.  Así relata Marciano alba su detención:
Recuerdo una noche muy fría, lloviznaba. Y pensé si tienen que venir, seguro no va a ser hoy. Y estaba equivocado. Porque esa noche el 1 de abril de 1976 a las 1:20 de la madrugada, golpearon en la casa parroquial de San Vicente. Cuando pregunté quién era respondieron que la policía. Automáticamente llamé al Padre Gastón Romanello, para contarle lo que estaba pasando. Luego volvieron a golpear y les abrí. En ese momento varios soldados ingresaron a la casa y comenzaron a revisar todo. Volteaban los libros como buscando algo, revisaron de forma completa la correspondencia y me preguntaban quiénes eran cada una de las personas que escribían las cartas. Luego el oficial que estaba a cargo del operativo me pregunta si tenía un arma y yo, señalando el crucifijo, le contesto: esta es mi arma. Minutos más tarde llega el Padre Gastón Romanello y le pregunta a uno de los oficiales cuáles eran los cargos y él le contestó que solamente cumplía órdenes y que no estaba autorizado para dar esa información.
“Me llevan a la Comisaría tercera de Pergamino, esto sucede a las 03:00 de la madrugada aproximadamente. Luego de una hora y media escucho que dicen: “Operativo Otero” y pensé en ese momento en el Padre Galli. Que estaba realizando el mismo trabajo que nosotros pero en otra zona de la ciudad. Y así fue como hora más tarde llega el Padre Galli. Minutos más tarde nos trasladan al Penal de San Nicolás. Allí nos encontramos con otro sacerdote de la diócesis que también había sido arrestado: el Padre Raúl Acosta. Estuve tres días detenido en el Penal y en ningún momento fui agredido físicamente. Luego estuve recluido por orden de los oficiales seis días más en el obispado.” Al preguntarle si él sabe el motivo por el cual fue detenido, Alba responde: “Esa misma noche fue el obispo a visitarnos y a mí me dijo que los cargos eran muy graves: que estaba culpado de ser correo del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo). Pero en realidad, el trabajo social, era muy mal visto. Se pensaba que nosotros hacíamos política, cuando en realidad estábamos realizando una tarea pastoral.”
Del análisis de las entrevistas que hemos realizado a gente del barrio se desprende claramente que en la intención del grupo al que estaba vinculado el padre Marciano Alba, no era solo catequística como el mismo nos dice en la entrevista, sino que existía una intencionalidad política e ideológica. No queremos decir con esto que el cura nos este mintiendo, sino que la nueva doctrina de la Iglesia del último Concilio era muy distinta a la Iglesia pre-conciliar y son los propios sacerdotes Tercermundistas quienes abren el dialogo con el marxismo. De esta manera dentro del grupo “Emanuel” existían distintas concepciones políticas e ideológicas. Dice un ex integrante del grupo: “éramos muchos integrantes dentro del grupo de los cuales algunos tomaron una tendencia y otros tomaron otra, algunos se volcaron a la derecha y otros estaban con Montoneros”
Dice una vecina del barrio “ellos nos explicaban que todos somos iguales. A las misas que se hacían acá en el barrio cuando había algún bautismo venia gente de todos lados y después de misa nos juntábamos a charlar”. Cuando se le pregunta si hablaban de política, inmediatamente lo niega y dice “ellos siempre nos decían que tenemos que ser más unidos los pobres porque así nos podemos ayudar entre nosotros; nos enseñaban a escribir a los que no sabíamos y nos enseñaban a compartir. Si uno tenía un de- sodorante y el vecino no tenia, se lo prestaba. Yo tenía una plancha y era la única en la cuadra que tenía, así que se la prestaba a todos los que me la pedían.”
Al insistir con nuestra pregunta sobre si hablaban de política o ideología responde: “No, siempre nos enseñaban a ser solidarios, y que todos somos iguales”. Creemos que en nuestra ciudad, el accionar del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, y la gente que este reunía, tenía una importante carga ideológica. Basándonos estrictamente en lo que dice Marciano Alba, no podemos afirmar que el grupo haya tenido una orientación socialista. Pero si nos detenemos a analizar las entrevistas de los demás actores de este proceso histórico, ya sea de los vecinos del barrio o los integrantes del grupo “Emanuel” podemos afirmar que la intención era movilizar a la gente, prepararla para una etapa ulterior en la que la sociedad toda se liberaría de las cadenas de la opresión capitalista. Ya hemos dicho que dentro del grupo existían elementos que simpatizaban con las ideas del socialismo y del marxismo, sería ingenuo pensar que dichos militantes solo se dirigían al barrio para realizar una tarea de asistencialismo.
Decimos esto porque siempre que se le pregunta sobre política niegan rotundamente que se hablara de estos temas, pero el análisis de las respuestas que dan nos dice otra cosa, “no, de política no hablábamos, solo nos enseñaban que teníamos que reclamar por nuestros derechos (…) que teníamos que unirnos, que todos somos iguales y no tiene que haber privilegios.”
En una entrevista realizada a un ex integrante de este grupo de jóvenes, este manifiesta que en esa época estaban al tanto de todo lo que ocurría en el mundo y en el país, “nosotros discutamos todo, nos identificábamos con algunos conceptos de la juventud peronista y con la labor del Padre Mujica en Retiro.” Según nuestro entrevistado, el grupo, inclusive el Padre Alba se auto definían como un “despertador de la sociedad” una sociedad que por lo tanto, se encuentra dormida ante los problemas fundamentales del sistema de explotación del que son víctimas, se pretendía que la gente despertara de su letargo, pero no para captar gente para la Iglesia, sino para que se unan entre sí realizando tareas sociales, dice nuestro entrevistado, “el fútbol infantil se inicio en la Parroquia San Vicente….todos los del barrio íbamos todos los días a la noche a jugar al fútbol, era una forma de unirse, a nosotros no nos interesaba tanto que las personas fueran a la misa, sino que se despertaran y que comprendieran su valor en la sociedad”
Podemos concluir que el trabajo del sacerdote Marciano Alba y de los jóvenes del grupo “Emanuel”, aunque no fue comprendido en su dimensión histórica y social, dejo en el barrio una marca que no han podido borrar más de cuarenta años de silencio. También han quedado restos materiales como por ejemplo la Capilla San Francisco Asís, que pudo llegar a ser un lugar de reunión de una nueva sociedad planteada en la igualdad y que quedo sin terminar cuando las redes de solidaridad se rompieron forzosamente para dar paso a una sociedad basada en el individualismo y el éxito personal.
Después de la intolerancia y de la barbarie de la represión, que atemorizan hasta hoy a la gente que vivió de cerca la muerte, la tortura y la desaparición y a pesar de mucho tiempo de mudez por parte de la dirigencia política, las redes sociales se están restableciendo y podemos ser optimistas sobre el futuro de nuestra sociedad.
Fuente: Semanario Colón Doce
http://www.primeraplana.com.ar/grupo-emmanuel-que-era-quienes-eran/

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